
No os asustéis, que no fue para tanto. Solté aquello y se acabó, no quiero acordarme más. Es peor besar a un yupi, os lo aseguro: te transmiten la escarlatina, te venden un antídoto, es agua del grifo y encima creen que debes estarles eternamente agradecida. Son la peste del siglo XXI aunque procedan del siglo pasado. Son como la materia oscura del universo, que no se ve pero está ahí dando la matraca e incumpliendo todas las leyes físicas universales habidas y por haber. Son, como dice mi padre, como el capitán Liendre, que de todo saben y de nada entienden. Y, sin embargo, gracias a ZP, donde van triunfan hagan lo que hagan, o mejor aunque no hagan nada, o peor consiguen que otros hagan el trabajo por ellos y ellos tan ocupados en venderse a sí mismos. Uno de sus muchos lemas (porque en eso parece que funcionan como los antiguos falangistas, con la consigna del día) es: "No hace falta que lo sepas todo, sólo debes saber el número de teléfono del que lo sabe", ¡ji, ji , ji, ji, ji! Y todo así.
En fin, chicas, yo no soy una yupi, pero os confesaré una cosa: a veces, me lo hago, tiene muchas ventajas en este mundo moderno, crisis incluida. Chau.
Rut Lazparri.
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